Quantcast
Channel: Me llaman Vero
Viewing all articles
Browse latest Browse all 222

LA ESTATUA cuento

$
0
0
Bonita imagen de internet
La niña cada día pasaba cerca de aquella estatua tan gris. Y pensó en lo solita que debía sentirse en aquel lugar, dónde las hojas caídas se amontonaban unas encima de otras.
Se quedó pensativa por un momento. Y una idea brillante se le ocurrió de repente.
-Ya se que haré. -Se dijo. -Mañana traeré un cubo y una bayeta. La limpiaré, pues está sucia la pobrecita, al parecer por ella nadie se preocupa. Lo haré cuándo nadie me vea.
Marchó hacia su casa con aquella idea en la cabeza. Sin duda por los nervios aquella noche apenas dormiría. Era nerviosa por naturaleza y muy cabezota.
A la mañana siguiente y bien temprano... Sacó de una gran bolsa de plástico un pequeño cubo, la bayeta y jabón. Utilizó el agua de la fuente del parque y vertió el jabón en el cubo. Ni corta ni perezosa se puso a limpiarla. La frotó y frotó hasta dejarla reluciente.
-¿Qué te pasa? -le preguntó.
La estatua la miró y contestó a su pregunta. -Estoy muy sola. Nadie me da conversación.
La niña se asustó dando unos pasos hacia atrás.
-No te asustes niña, no te haré nada. Sólo quiero charlar contigo un ratito.
Pasado el susto la niña la miró sonriéndola.  -¿Puedes hablar?
-Claro. Siempre he podido hacerlo, pero en los últimos tiempos nadie se ha acercado y me he sentido muy sola. Estaba tan sucia que pienso sentirían asco de mi.
-No digas eso. ¡Eres preciosa! a partir de ahora vendré cada día a hacerte compañía. ¿Quieres?
-Claro. Eres un amor.
Al rato se despidió de la estatua. Cada día iba a verla. La estatua se fue transformando poquito a poco. Parecía un milagro. La niña apenas se daba cuenta al verla a diario.
Y llegó el invierno. Ni un solo día dejó de ir a estar un ratito con ella. De vez en cuando la aseaba, la estatua lucía cómo ninguna.
Pasó también el invierno y llegó la primavera, con sus flores y los pajaritos cantando. Todo se volvió a llenar de luz y de vida.
El parque se llenó de niños y de madres acompañándoles. Y descubrieron a la preciosa estatua.
-¡Mirad! se ve que la han puesto hace poco. -Dijo una de las madres.
Y la estatua se sintió muy feliz.
La niña la siguió visitando. La limpiaba cuándo nadie la veía, al pensar que aquella acción estaría del todo prohibida. 
-Gracias, amiguita. Sin ti nunca se hubieran dado cuenta de mi presencia.
-Las amigas estamos para ayudarnos.
Y la vida siguió en aquel parque, la estatua nunca más se sintió ignorada. Le estaría eternamente agradecida a aquella dulce niña... 
FIN
Autora Verónica O.M.

Viewing all articles
Browse latest Browse all 222

Trending Articles