-Abuelo ¿siempre has sido viejo? -Claro qué no. Fuí pequeño cómo lo eres tú. -No puedo creerlo. -Créeme. Te lo digo yo. -Eres muy listo, sabes de todo y yo muy poco. -Tienes una vida para aprender y a mi me queda poca. -No quiero qué te mueras. -Es ley de vida hacerlo, pero no temas qué todavía me quedan sueños por realizar. -Qué sueños? -Verte grande y feliz. -Abuelo te quiero mucho. -No más qué yo a ti. Verónica O.M.