LUCÍA Y ROSA 6
-¡Hasta luego, Rosa ! Nos vemos luego.
Rosa cruzó la calle y a pocos pasos estaba la gasolinera.
Al llegar, su compañera ya había hecho caja. Se saludaron y fue a coger sus cosas para marcharse.
Rosa se dispuso a empezar su jornada, que finalizaría a las 22 horas.
Y la tarde empezó a pasar...
Continuará
Autora Verónica O.M.
Como cada mañana, Rosa, a eso de las 11.30 bajaba un rato al parque, allí se encontraba bien y en paz. Había adquirido aquella costumbre hacía unos meses al separarse de Juan.
El piso la agobiaba mucho estando sola y aprovechaba aquello para salir diariamente.
Aquella mañana estaba muy relajada y ni cuenta se dio de la hora que era.
-¡Anda, si son las once y media!
Dijo en voz alta.
Dijo en voz alta.
Salio un rato a la calle, fue hacia el parque y se sentó un momento, a aquellas horas no se veía por allí ni un alma. Era grato estar allí, respirar aire puro y escuchar a algún pajarillo cantar.
Un pequeño chamarín se posó en una rama y sus trinos le sonaron como la música más hermosa.
Un pequeño chamarín se posó en una rama y sus trinos le sonaron como la música más hermosa.
Solo estaba unos minutos, ya que entraba a su trabajo a las 14 horas. Debía comer y coger el autobús al estar en las afueras.
Se levantó del banco y echó a andar de regreso.
Al rato ya había comido, estando dispuesta para coger el autobús que pasaba muy cerca.
-¡Buenas tardes!
Dijo al conductor al subirse e introdujo su bono por la maquinita.
Dijo al conductor al subirse e introdujo su bono por la maquinita.
El conductor la conocía de tiempo, al ir a trabajar a esa hora, coincidían.
-¡Buenas!
Contestó él.
¿Como va el trabajo, Rosa? ¿Con la crisis se vende la misma gasolina?
Contestó él.
¿Como va el trabajo, Rosa? ¿Con la crisis se vende la misma gasolina?
-Hay de todo, pero yo pienso que si... que la crisis se hace notar en esto y en todo.
Siguieron hablando, pero el conductor muy atento a la carretera.
Llegó a su destino
Llegó a su destino
-¡Hasta luego, Andrés!
-¡Hasta luego, Rosa ! Nos vemos luego.
Rosa cruzó la calle y a pocos pasos estaba la gasolinera.
Al llegar, su compañera ya había hecho caja. Se saludaron y fue a coger sus cosas para marcharse.
Rosa se dispuso a empezar su jornada, que finalizaría a las 22 horas.
Y la tarde empezó a pasar...
Continuará
Autora Verónica O.M.